Ricardo Monreal: a bayoneta calada

Figuras y Figurones/Por Francisco Licona.

En la política las intenciones se llegan a conocer a toro pasado y solo cuando se concretan, por eso es difícil saber a ciencia cierta cuáles son las verdaderas intenciones del senador zacatecano Ricardo Monreal Ávila, líder de los senadores de MORENA en el Senado de la República.

A ojos vistos su intención es la de convertirse en el próximo candidato de su actual partido MORENA a la Presidencia de la República, a como dé lugar. En consecuencia inició una especie de round de sombra, en los que sus sparrings son las figuras que el presidente Andrés Manuel López Obrador lanzó por los aires como fuertes aspirantes por el lado de MORENA para luchar por la sucesión presidencial en el 2024.

De hecho, Monreal no se compara en su discurso, hasta cierto punto belicoso y con fuerza, con ninguno de los mencionados por AMLO (la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; al representante permanente de México ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente; al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; a la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier; al embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma; y a la secretaria de Energía, Rocío Nahle). A todos ellos dice respetarlos y hasta se da el lujo de resaltar las cualidades de cada uno: “Son competitivos electoralmente, garantizan la continuidad y consolidación de la 4T y poseen identificación personal con la lucha histórica por alcanzar la Presidencia de la República. Es decir, han acompañado al presidente en su devenir político”.

Sin embargo, no deja de ubicarse en un plano muy superior a todos ellos: “Estoy capacitado”, afirma en su discurso futurista cada vez que puede y recalca cada vez más sus deseos de ser el sucesor del presidente Andrés Manuel López Obrador y continuar con la autollamada Cuarta Transformación.

Critica el ‘destape’ presidencial de AMLO y cala sus intenciones. Se queja de que el titular del Poder Ejecutivo no lo haya considerado públicamente como su posible sucesor, y afirma: “Las menciones de AMLO sobre posibles aspirantes a sucederlo no implica la exclusión de otros simpatizantes del movimiento”. Y exige, no pide, ser considerado por MORENA para la contienda presidencial. Exige también ‘Piso parejo’, es decir, que no haya trampas en la elección del candidato al interior de MORENA. Cala la decisión de AMLO al oponerse al método de las encuestas que sigue MORENA para la selección de candidatos a gobernadores de los estados que están próximos a tener elecciones en el 2022.

La razón de todo lo anterior pudiera ser, quizá, la de crear dos escenarios posibles, una para MORENA y otra para él muy personal en su, al parecer, obsesión de ser Presidente.

El primer escenario es crear una figura recia, de lucha y de fuerza que penetre en el electorado en cuanto a que en MORENA se ha superado el viejo ‘dedazo’ presidencial y mantiene su línea democrática incólume.

Monreal muestra músculo, se mueve, exige, propone, no quita el dedo del renglón a diario. Plantea un proceso de elección limpio, transparente, sin dados cargados, pero que lo elija a él como el candidato presidencial de MORENA. Su discurso no permite ver otra salida democrática de MORENA para el 2024 que elegirlo a él como su candidato. O es él, o él… pero nadie más que él.

En el segundo escenario, y de manera colateral, pinta otro muy diferente como es el de asegurar que pase lo que pase no se irá de MORENA. “Mantengo mi legítima aspiración a participar, llegado el momento, en el proceso sucesorio presidencial, dentro de Morena, respetando el proceso y las reglas que el movimiento fije al respecto, considerando mi condición de fundador, militante y aliado histórico del Presidente y de la 4T. No me iré de MORENA como muchos piensan y dicen”.

Sin embargo, sus palabras suenan huecas, no creíbles, se observa que su intención es crear una especie de misterio a su alrededor en el que deja ver que de ser desechado por MORENA –no por su voluntad- podría encabezar un ‘proceso democrático’ con las fuerzas políticas opositoras; fuerzas que por debajo del agua lo han dejado sentir.

Para la oposición sería una figura novedosa la de buscar derrotar a MORENA con uno de los suyos, porque como lo dijo AMLO, “la oposición no tiene candidatos fuertes, está desmoralizada”. La oposición presentaría así a un candidato que se autopinta de izquierda pero que sabe negociar. Que es alguien con quien se puede entender la cúpula opositora y los intereses económicos nacionales y extranjeros. Algo así como el principal parámetro que debían cumplir y tener entre los ‘tapados’ para ser los candidatos del PRI o del PAN en anteriores contiendas electorales presidenciables.

¿Se imaginan un escenario en que la elección presidencial se tenga que definir entre un candidato rebelde, desechado; que pudo demostrar con hechos que en MORENA no existe la democracia; que siendo el más capacitado para gobernar fue marginado y apoyado por las fuerzas políticas opositoras al actual régimen político y en contra del candidato oficialista, producto por obra y gracia del ‘dedazo’ del Presidente AMLO?

Lo más probable es que ese sea el escenario más redituable para los deseos muy particulares del senador Ricardo Monreal, pues por un lado, sabe muy bien que no es aceptado del todo al interior de los grupos políticos que fundaron MORENA, y además, debe tener más claro que por el método de selección de encuestas que utiliza MORENA no saldrá candidato, pues hasta hoy la mayoría de las encuestas publicadas al respecto lo ubican muy lejos de los demás aspirantes a ser el candidato de MORENA a la Presidencia.

Ayer mismo, el diario El Reforma publicó una encuesta rumbo al 2024, en la que Ricardo Monreal aparece no tan solo muy por debajo en las preferencias de aspirantes de MORENA, sino también de otros partidos como Movimiento Ciudadano y del PAN; solo por encima -y por muy poco margen- del que pudiera ser candidato por el PRI. Es decir, popular, popular, lo que se dice popular, Ricardo Monreal no lo es, aunque nadie le resta méritos de ser muy capaz en muchos de los sentidos políticos.

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