Figuras y Figurones/Por Francisco Licona.
En México hay problemas, sí muchos los hay, nadie lo puede negar, sin embargo, hay que reconocer que muchos de ellos hoy son magnificados debido a la polarización política y la lucha por el poder.
Hoy por ejemplo, el tema de la inflación que en los últimos meses se llegó a ubicar en 8.70 se ha convertido en una de las banderas políticas más efectivas de la oposición política del actual gobierno, puesto que ello golpea directamente los ingresos familiares.
Sin embargo, el país ha vivido situaciones peores. Todo es cuestión de revisar un poco el cajón de los recuerdos.
Por ejemplo la inflación que sufrió el país en el sexenio de Miguel de la Madrid, fue espantosa en verdad y fue apenas durante los años de 1982 a1988. es decir hace menos de 50 años.
Si bien es cierto que De la Madrid recibió un país turbulento recién salido de la docena trágica de Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo. México se encontraba en una emergencia económica por la tremenda recesión, su Plan Anticrisis y un terrible ‘apretón del cinturón de los mexicanos más que del gobierno’ no fue suficiente para mejorar la situación, al contrario, la empeoró.
La inflación en el sexenio de Miguel de la Madrid alcanzó un nivel histórico -la más alta en México- del 159.2 por ciento anual en 1987. Por otro lado, De la Madrid devaluó el peso mexicano en 3 mil 100 por ciento en su sexenio y la inflación acumulada en su sexenio alcanzó un 4 mil 030 por ciento lo que se le conoce como la hiperinflación galopante más terrífica que haya sufrido el país hasta la fecha.
Además, el poder adquisitivo de los ingresos mexicanos cayeron el 70 por ciento y el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita cayó un 10 por ciento.
El peso mexicano durante el sexenio de Miguel de la Madrid se devaluó de 70 a 150 pesos por dólar y se congelaron los salarios de los trabajadores.
Pero eso no es todo, durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, la inflación si bien bajó de los niveles en los que lo dejó Miguel de la Madrid Hurtado, en 1989 fue del 19.7 por ciento, en 1990 subió al 30 por ciento anual y en 1991 y fue hasta el final de su sexenio que la inflación bajó hasta el 7 por ciento anual.
Lo anterior quiere decir que los niveles de inflación por los que actualmente pasa el país no son lo catastrófico que muchos pintan, sobre todo cuando se ha pasado por una pandemia que paralizó la oferta de bienes y servicios, así como el inicio y prolongación de la guerra de Ucrania-Rusia.
Desde luego, sin contar con que muchos de los jóvenes de la clase política de ahora no vivieron los estragos de las devaluaciones del peso con Luis Echeverría y Miguel de la Madrid, ni mucho menos los criminales aumentos de impuestos.
Así que quizá mucho de lo que está creando incertidumbre en el país debiera tomarse con calma y esperar porque lo cierto es que sí, aunque no se desea, pudieran venir tiempos peores, ya que la economía es demasiado traicionera.
Pero como siempre he sostenido, la mejor opinión es la suya querido lector, lectora.
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